Cuando a mediaos del mes de setiembre me metí en instagram, esa red social de adolescentes que yo visito por ser madre de dos, y descubrí el nuevu perfil de AFLEN, no pude más que alegrame. Resulta que unos chavales decidíen dar el pasu y tomar les riendes pa mover les fiestes del pueblu. Como usuaria poco ducha en storis y estados di al me gusta y pregunté cómo podía compartir aquello, pa que lo viera cuanta más gente mejor. Fue a la mañana siguiente cuando volví y tenía un mensaje de los guajes del castillete que asomaba por encima del puente la Oscura. Dábenme les gracies por compartir la noticia y comentábenme que lo primero que iben a mover era la edición de Les Cebolles Rellenes del 22 y que habíen pensao en mí pa ser pregonera. La verdá ye que no me lo podía creer. No sabía quiénes eren ellos y no entendía cómo ellos podíen saber quién era yo. Por supuesto acepté, dije-y os que era un honor pa mi y que esperaba tar a la altura. Y aquí toy, un poco en lo alto y con más nervios que cuando una haz un directo en televisión (que pocos hice en mi carrera profesional, to sea dicho). Llevo semanes pensando qué escribir y muchos son los que me preguntaron estos días… ¿ya tienes el pregón? La respuesta hasta hasta esti lunes fue, no sé por onde empezar. Y la mejor respuesta que me dieron: por el principiu.
Lo primero suele ser presentase, así que ahí va. Soy Bárbara, la fía de Charo la maestra del colegio les monjes y la de Matilla, el del Pozu María Luisa. También soy la hermana de Mando, la nieta de Asunción y Antonio, los de la Plaza Santa Bárbara, y la de Armando el madreñeru y Aurora, la de la Abonión. Ella, Aurora, ye la artífice de los primeros recuerdos que yo tengo de Les Cebolles, porque fue ella la que cosió el traje de aldeana que con casi tres añinos yo ponía toa orgullosa pa la foto que me sacaben en el parque, esti parque, el de La Laguna. Creo que pocos guajes entreguinos hay que no tengan foto de aldeanos frente al quiosco de la música por el día de San Andrés. Coses de la tradición. Porque si algo son estes fiestes ye tradición, de la que traspasa siglos y apunta a futuro con empuje, como el de estos chavales de la nueva Asociación de Festejos de L`Entregu.
Falten pocos años pa que se cumpla un siglo desde que La Nina decidió rellenar unes Cebolles de bonito pa poder dar de comer, un viernes de vigilia, a los curas que tenía en la mesa del bar, fue en 1927. Desde aquelles cebolles hasta que cerró el negociu familiar fueron miles de raciones les que se sirvieron, en la sidrería La Laguna, primero con La Nina, luego con Matilde y después con Fredo, dignu herederu de la saga, que lamentablemente haz poco que nos dejó y al que hoy, no podemos dejar de recordar. Muches fiestes fui yo a sacar de la cocina del bar a la mi amiga Sandra paque, después de trabajar, se sumase a la juerga con nosotres. Porque si hay fiestes en El Entrego que se alarguen hasta la madrugá, no podemos poner en duda que son estes, les de Les Cebolles. Además son les nuestres, les que nos reúnen en plenu otoño, aunque temos a kilómetros de distancia porque ¿Quién no tuvo fuera viviendo y tenía en el 30 de noviembre una cita ineludible? Yo soy una de elles. Once años en Madrid en los que no falté ni una vez y durante los que además, contribuí a exportar el platu. Porque cuando se cocinen les Cebolles cocínense a lo grande y mi madre hacía y sigue haciendo más de una y dos potes. Y allí iba yo pa la capital, en ALSA, con un taper llenu pa que les degustasen sorianes, leoneses, vasques, cántabres, bilbaínes, gallegues,… Quiero que sepáis que ninguna de elles no repitió, toes esperaben a que llegase el añu siguiente pa volver a disfrútales y tovía, a día de hoy, acuérdense de que esti fin de semana de noviembre tamos de fiestes en esti rincón asturianu.
Un rincón que custodien na más y na menos que seis castilletes: los dos del Sotón, Venturo, El Entrego, Sorriego y San Vicente. Bueno, vamos a añadir otru, el del MUMI, que aunque sea artificial, esi Museo de la Minería ye una de les primeres infraestructures que nos empezó a hacer famosos turísticamente hablando. Abrió les puertes en el 94, cuando ya todos sabíamos que teníamos que reinventanos porque el carbón tenía fecha de caducidá. Y los entreguinos empezamos a presumir de tener uno de los museos más visitaos de Asturias, na más y na menos, que el museo de lo nuestro, del carbón y de la mina. Esi carbón que tantes cocines alimentó mientras se cocíen cebolles añu tras añu. Concretamente 50, desde 1972, cuando Chema Blanco, que mucho tuvo que ver también con el impulsu del MUMI, y Mariano Fernández decidieron poner en marcha esta cita.
Mucha gente hubo y hay en El Entrego con iniciativa, con ganes de hacer pueblu y de no perder la identidá. Y de esto van Les Cebolles, de identidá pero no excluyente, si no de la buena, de la de compartir con los demás pa que nos descubran. Compartir mesa y fiesta. Somos un pueblu acogedor, siempre lo fuimos y toy segura de que seguiremos siéndolo. Como diz Nuberu, ser asturiano nun ye… bueno, mejor, ser del Entrego no ye sólo decir dónde se nació o dónde se vive, ye un sentimiento de pertenencia que siempre llevamos con orgullo. Yo así lo siento y así debo de trasmitilo porque, estos chavales que decidieron que yo estuviese hoy aquí arriba, fue lo que me dijeron en el mensaje de setiembre “Nadie mejor que tú que lleves al pueblu con orgullo”.
¿Cómo no va a tar una orgullosa de un sitiu donde, pese a todo lo que lleva pasando, la gente sigue con ganes de tirar palante? Ya no somos los que éramos, aunque estos días les calles se llenen como en los mejores años de los 80. Desde entonces a ahora somos la mitad, pero da igual, tenemos que creer en nosotros, en nuestro ingenio, como el que tuvo La Nina con el bonito en Les Cebolles, que hizo que otres vecines como Aurora y Belarmina, desde La Conda, apostasen también por esa genial idea.
Y de ingenio está llenu el Centro de Investigación en Nanomateriales, en la escombrera del Pozu Entrego. Ya no saquen carbón pero investiguen por ejemplo con carbono. Haz menos de un mes consiguieron estabilizar micropartículas de esti material pahacer ordenadores cuánticos. ¡No me digáis que no suena bien! Suena a futuro, a mucho futuro, que ye el que tenemos que conquistar. Ya hay 58 científicos trabajando y el centro lu dirige, Adolfo Fernández Valdés, que por cierto, seguro que muchos no lo sabíais, ye de aquí.
Reinventase también ye poder bajar a la mina sólo pa hacer turismo, porque no nos olvidemos que tenemos el únicu Pozu en Europa donde les galeríes no se inundaron pa que la gente pueda venir a pasear por el interior de la mina, coger un martillu y picar, como si tuviesen en el tajo. No nos valía con el MUMI, mantenemos el Sotón abiertu y creamos así un atractivu turísticu más. Ya sabemos que, como buenos asturianos, somos un poco grandones.
Ciencia, turismo,… y un tejido de pequeños empresarios que se resisten a morir y quieren seguir en el pueblu y pal pueblu. No son tiempos fáciles, todos lo sabemos, y tenemos que apoyanos. En estos momentos en el que lo on-line lo llena todo, a mí préstame por la vida bajar a les tiendes y encontrame con los vecinos. Siempre tenemos un hola en la boca y en más de una ocasión, salir a comprar ye tener tertulia, hablar de lo nuestro y de los nuestros. Además tenemos un montón de pequeñes tiendes con escaparates preciosos, montaos con mucha creatividad y muchu cariño. Ya quisieran algunes ciudaes… Cuando en 2003 abrió el Alcampo en los terrenos del lavaderu de Carrocera, muchos daben por muertu al comercio de cercanía, pero los entreguinos sabíamos que no los íbamos a dejar caer y ahí tan, llenando de luz les calles y saliendo adelante. A ellos, a los comerciantes y hosteleros, hay que agradeceyos que en estos años en los que tábamos sin Sociedad de Festejos mantuvieran un montón de actos pa que les fiestes no decayesen.
Así somos aquí, unos por otros, apoyándonos y ayudándonos. Como ayuden desde el añu 95 los miembros de la Asociación sin ánimo de lucro, Rey Aurelio, que esti añu reciben la cebolla de oro. Ellos supieron ver la necesidad que había para les persones condiscapacidad intelectual o del desarrollo y les sus families y desde entonces conformen una comunidad digna de admiración por la solidaridad que rige todo su trabajo. Así que voy a ir acabando porque tendrán ganes de subir aquí a recibir su homenaje.
Quién sabe si algún día desde esi centro de nanotecnología del que hablé antes descubren alguna manera de neutralizar les micropartícules de les cebolles que hacen que en les cocines de los restaurantes y en les cases de El Entrego se llore desde haz días, mientras se ahuequen pa poneles en la pota. Lo que no queremos que neutralicen ye el olor, esi olor que impregna les calles y que haznos a muchos salivar pensando en el manjar que nos espera desde esti viernes. Más de 12.000 cebolles se cuecen estos días, en los 20 establecimientos que van a repartir los menús. Acompañaes por supuesto, de callos y casadielles. Ya no hay sitiudonde reservar y eso ye indicador del éxito de esta nueva edición de les Cebolles Rellenes. La nuestra Fiesta de Interés Turístico Regional.
Pa arrancar empecé por el principiu y ahora toca el final, los agradecimientos. Gracies en primer lugar a Adrián y a to los chavales de AFLEN. Ye muy fácil mirar desde la barrera y esperar que alguien organice les coses, ellos tienen el coraje de dar un pasu, saltar y arremangase pa que el engranaje empiece a funcionar. Ojalá tengáis muchu éxito. Y gracies por dame la oportunidá de tar aquí arriba, hablando pa los míos. Hay tantes coses que nunca me imaginé en la vida que haría y hice…, y esta, puedo aseguravos que ye una de elles y que guardaré siempre en los rincones más queríos de la mi memoria. Gracies a los que estáis aquí escuchándome y a los que no pero sé que os gustaría tar. Y gracies a los míos, que sabéis de sobra quiénes sois, por tarsiempre y por aguántame, que yo sé que en muches ocasiones no soy fácil.
Ahora, a pasalo bien el fin de semana y el miércoles 30, que San Andrés nos permite un parón en medio la semana pa ir a la puya el Ramu a la plazoleta. No faltéis. ¡Puxa Les Cebolles! ¡Puxa San Andrés! ¡Puxa El Entrego! Que disfrutéis.