Todos los días son 8M

Esta mañana algunas mujeres periodistas asturianas hemos compartido nuestro tiempo para hablar de un año de pandemia, de lo que ha supuesto para la profesión, de cómo todo ha cambiado, de lo que hemos aprendido, de lo que nos ha agotado,… y, sobre todo, de esperanza, de optimismo y de futuro. Porque eso hacemos las mujeres, hablar de futuro, porque sabemos que ese futuro es nuestro y si no, no lo hay.

Hace un par de días Nuria Varela escribió este tweet “El 8 de marzo de 2018 el patriarcado infartó y estamos sufriendo las consecuencias”. No se puede resumir mejor. Eso es esencialmente lo que está pasando. No nos esperaban hace tres años, llenamos las calles hasta la bandera y aún hoy lo están digiriendo porque siguen sin creérselo. Pero no hay marcha atrás y nosotras lo sabemos y lo demostraremos. Aquel 8M de 2018 muchas de nosotras tampoco nos lo creíamos pero lo celebramos por todo lo alto, con una satisfacción interna que aún dura y durará. ¿Por qué durará? Porque no fue nuestro logro si no el de las generaciones futuras, el de las niñas de 12 años que como mi hija gritaban en las calles consignas que cuando yo tenía su edad eran impensables. Ellas saben lo que quieren y lucharán con todas sus fuerzas para que nadie se lo quite y para conquistar muchos rincones que aún les están vetados. Y yo, con mi 45 años, estaré a su lado arrimando el hombro todo lo que pueda.

Ayer ‘Las Niñas’ se hizo con el Goya a la mejor película 2021 y Toni Rodero lanzó otro certero mensaje en redes sociales “El brote de Las Niñas. Nodigomás”, ni menos. Porque ese si es un brote que nadie va a parar y que no tiene olas, es una marejada continua que viene a cambiar el mundo. Y no tiene nada que ver con el falso rumor que estos días, un año después, muchos se empeñan en afianzar: el 8M de 2020 fue detonante de la primera ola del COVID19. Eso es simple y llanamente MENTIRA y no voy a enumerar la cantidad de eventos de ese fin de semana en nuestro país (perdería demasiado tiempo y muchos y muchas dirían, la disculpa de siempre). No se trata de disculpar nada, se trata de decir la VERDAD. En el primer fin de semana de marzo del año pasado éramos millones los que no nos imaginábamos, ni por asomo, que todo se iba a poner patas arriba por un pequeño e invisible virus.

Pero se puso y aquí estamos, un año después, recibiendo lecciones de los que nos dicen que no salgamos a la calle porque no es prudente, porque no estamos para manifestaciones. Sin embargo, a esta hora, en los aledaños del estadio Wanda-Metropolitano de Madrid, centenares de aficionados al fútbol corean en los exteriores del campo gritos de ánimo a su equipo que se juega la Liga, nada más y nada menos, que ante el Real Madrid. Muchos dirán, ¿qué esperas si es un derbi? Pues os voy a contestar, no espero nada, porque el mundo del fútbol es uno de esos ecosistemas donde el patriarcado campa a sus anchas,… pero todo cambiará.

Lo que sí espero es respeto a nuestra reivindicación, aunque sólo sea porque las protagonistas somos las que cuidamos, por definición y por ejecución. Y como sabemos lo que es cuidar, no vamos a salir como hordas de bárbaros, apiñándonos todas a una, incumpliendo normas de distancia, de protección… No lo han hecho en ninguna de las concentraciones que hoy, por ejemplo, se han celebrado en Asturias, ni lo harán las que mañana participen en las que hay convocadas a los mismos efectos.

Sabemos lo que nos jugamos, sabemos lo que pedimos, sabemos lo que queremos lograr y lo lograremos. No sólo cada mes de marzo, cada día, haciéndonos respetar y gritando alto y claro que vivimos en un mundo desigual en el que muchas no cobran lo mismo que su compañero de puesto, en el que muchas han tenido que dejar su trabajo por atender a sus abuelos, a sus padres, a sus hijos, … en el que muchas aguantan miradas inquisitorias que ponen en duda su lugar, en el que todas sabemos lo que es la carga mental que significa ser mujer según la definición que nos enseñaron desde niñas.

Hay camino que recorrer y lo recorreremos, juntas y a una, para que lo que algunas afortunadas hemos conseguido en nuestros hogares se extienda en cada rincón del planeta. Porque lo dije al principio, las mujeres hablamos de futuro, porque sabemos que ese futuro es nuestro y si no, no lo hay.

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